miércoles, 26 de febrero de 2014

Programa de Cría

Para establecer un Programa de cría, primeramente nos encargaremos de que nos expliquen con sumo detalle nociones fundamentales de genética, salud y comportamiento caninos fundamentales.

Posteriormente se deberá investigar en profundidad la raza a la que hemos decidido dedicarnos; conocer su historia, sus raíces, el motivo por el cual ha sido creada desde sus orígenes y la “evolución” que ha experimentado hasta un presente inmediato.

Indagar sobre las diferentes líneas de sangre que han confluido en la creación de un nuevo linaje a lo largo de su existencia, estudiar a través de escritos contrastados, programas de cría avalados por profesionales en la materia de reconocido prestigio y discernir sobre aquellas influencias que hayan repercutido de manera positiva o negativa a la propia raza.

Entender la evolución o involución de la misma según las necesidades sociales de la época con el fin de retomar, quizás, métodos descartados no vinculantes al origen de la misma, con el objetivo de evitar al máximo la participación de aquellos linajes negativos en un programa de cría para no reproducir o magnificar aquellos errores que se hayan podido haber cometido en un momento dado de su trayectoria como raza.


 Consideraciones básicas:

La primera decisión a la que nos enfrentamos será fijar nuestra viga maestra, es decir, escoger las nodrizas y los sementales fundacionales a partir de los cuales sentaremos las bases de nuestro programa de cría.
Para ello buscaremos ejemplares física y mentalmente sanos, retrocediendo en su árbol genealógico unas cuantas generaciones atrás con el fin de corroborar igualmente su estabilidad física y psíquica en sus familiares consanguíneos: hermanos, padres, abuelos, bisabuelos y otros parientes directos (tíos y primos).

¿El porqué de este salto genético? Es obvio,  el resultado de un cachorro no lo constituirá tan sólo la combinación genética de sus progenitores (padre y madre) sino que de igual forma influirá el lastre genético de sus ancestros en segunda, tercera, cuarta y hasta quinta generación inclusive. Por ello la importancia del estudio sobre la idoneidad en sus reproductores a lo largo de su árbol genealógico generación tras generación hasta llegar como mínimo hasta la quinta generación.

Dicho estudio se efectuará mediante un programa específico en donde se baremarán conceptos tales como:
  • Valoración morfológica y psíquica de cada posible reproductor y de sus ancestros (en caso de que existan fuentes fiables al respecto).
  • Valoración tanto de los ancestros femeninos como de las posibles nodrizas, así como su de su progenie femenina en caso de haberla, haciendo hincapié en aspectos tales como la: Fertilidad, alumbramiento y  lactancia. Descartando aquellas que hayan tenido celos anárquicos o especiales dificultades a la hora de la gestación y parto.

Normalmente los cánidos de raza proceden de grupos poblacionales cerrados, por ello también nos aseguramos dentro de nuestras posibilidades que los tanto los progenitores como los progenitores de estos (hasta la quinta generación) proceden de líneas de sangre libres de defectos genéticos.

Nos resultaría imposible enumerar todas las taras genéticas habidas y por haber pero a continuación enumeraremos las más conocidas:
  • El PRA.
  • La anemia hemolítica.
  • El paladar hendido.
  • El enanismo o acondroplasia.
  • La displasia de la cadera o de codo.
  • La osteopatía craneomandibular.
  • El criptorquidismo.
  • La sarna demodécica.
  • La hemofilia tipo A (deficiencia del Factor VIII).
  • La hemofilia tipo B (deficiencia del Factor IX).
  • El glaucoma.
  • La hipomielinogenesis.
  • La distrofia neuroaxonal.
  • La tetania recurrente… etc.


Estos defectos son producidas por genes recesivos, lo que significa que "aparecen y desaparecen" de forma aparentemente aleatoria. Para que tales problemas se manifiesten en uno o más individuos de una camada, alguno de los progenitores tienen que ser portadores del gen que las produce, por lo que si aparecen dentro del historial de familia de algún potencial reproductor, esos individuos se excluirán del programa de cría.

Otras enfermedades hereditarias son producidas por:
  • Genes dominantes.
  • De origen poligénico (es decir que en ellas interfieren no uno sino varios genes).
  • Genes autosomales dominantes o recesivos.

Sin olvidar  diferentes enfermedades también hereditarias de las que no conocemos la forma de transmisión, lo que subraya la importancia de obtener el máximo de información sobre las líneas de sangre de los individuos que se han elegido para participar en el programa de cría.

El equilibrio psicológico de nuestros reproductores y el de sus ancestros será igualmente un concepto elemental a tratar descartando aquellos que procedan de líneas en las que haya habido desórdenes de este tipo. Ya que los problemas de conducta asociados a desórdenes de naturaleza psiquiátrica mayormente tienen su raíz en la falta de identificación hereditaria así como de falta de socialización durante los primeros meses de vida (etapa de cachorro).

Independientemente de aquellos de origen genético, como es el caso de la timidez patológica, muchos de los futuros problemas de comportamiento de un cánido adulto serán el resultado de la suma de carencias añadidas durante su etapa infantil y juvenil.
Algunos de los problemas derivados de las carencias infantiles, púberes y juveniles podrán ser corregidos con la ayuda de un profesional especializado en el comportamiento animal, mas no podrá decirse lo mismo de aquellos de origen genético, casos como por ejemplo la timidez patológica, los cuales son y serán un lastre perenne a lo largo de la vida de nuestro cánido.

Por todo ello nuevamente recalcamos la importancia que adquiere la realización de una correcta selección en nuestros reproductores en base a la idoneidad en el programa de cría.

Y como colofón final pondremos no menos importancia en la tipicidad. Evaluando los lineamientos que desarrollaremos en nuestro programa de cría ajustados bajo el estándar de la raza.
Los ejemplares elegidos como reproductores tendrán que ser perfectamente típicos y correctos, acorde con el estándar de la misma.

Por todo ello fijar un correcto y efectivo programa de cría es y será una labor que entrañará dedicación, compromiso y lealtad a la raza.